1. Paso primero: Escoger un texto
Los narradores tradicionales contaban los cuentos, que habian escuchado, lo cual nosotros hoy en día logramos únicamente con historietas cortas, chistes etc. Por lo general no llegamos a recordar narraciones más largas hasta el punto de reproducirlas. Incluso los cuentos de tradición oral, los buscamos en colecciones de textos escritos. Mucho más aún encontramos dificultades con textos de literatura, cuando queremos por ejemplo contar un cuento de un autor contemporáneo. En ambos casos los textos no se pueden contar literalmente, sino que tenemos que transformarIos poniendolos en estilo oral.
Como se distingue el cuento escrito del cuento oral? Mientras el escritor está reducido a la lengua, el narrador oral se comunica a la vez por su voz, por sus gestos y su actuación. Su texto hablado puede ser mas corto y directo estando acompan~ado por la información noverbal. No le hace falta, por ejernplo, describir la cara deI diabIo engan~ado, porque la está ensen~ando.
¿Pero como escoger un texto para contar? De verdad, no es tan fácil, porque entrando en una librería o biblioteca nos encontramos con muchísimas ediciones de cuentos tradicionales y libros de narradores literarios sin fin. La labor de selección no se puede evitar, pero se pueden dar unas reglas para encontrar un cuento idóneo para narrar:
Regla primera: Nunca escoger un cuento, que no le guste a uno mismo por muy pedagógico o informativo que parezca. Cuando no nos impresione a nosotros mismos, cuando no despierte nuestras emociones, los oyentes (nin~os aun más que adultos) se darán cuenta y perderán el gusto.
Regla segunda: Examinar, si el cuento escogido presenta una acción clara y definida acabando en un resultado definitivo. Descripciones (de emociones o de pensamientos) escritas se pueden leer con mucha satisfacción, pero muy dificilmente se pueden contar .
Regla tercera: Estimar el tiempo, que exige la narración deI cuento. Textos de estilo literario se cuentan en general mucho más de prisa de lo que uno se cree (porque hay que dejar aparte descripciones y estilo literario), mientras que los textos de tradición oral necesitan más tiempo de que parece a primera vista.
2. Paso segundo: Memorar el cuento
EI narrador oral no necesita un texto fijo, sino que está improvisando sus frases según unos puntos de referencia teniendo en cuenta las reacciones del público en cada momento de la narración. Quiere decir que no recita el texto, sino que el texto sirve únicamente de esbozo y que habla en su lenguaje cotidiano estilizando sus frases en ocasiones un algo por encirna de su lenguaje usual. Para ernpezar a contar vale mas hablar en un tono cotidiano, aunque mas alto y claramente, en vez de adoptar una entonación artificial. Cierta estilización se desarrollará sin entrenarla contando el mismo cuento repetidas veces.
Para recordar nuestro cuento y para improvisar el texto en el acto de la narración disponemos de dos instrumentos: el «esquerna narrativo» y el «cuento cognitivo». ¿Que significan estos conceptos en concreto?
EI esquema narrativo: Cuando alguien ernpieza a contar sabemos en seguida que esta narrando. ¿Por que? Porque la narración dentro de la conversación cotidiana obedece a unas convenciones que nos indican desde el principio esta especie de textos y que determinan nuestras expectativas (Es lo, que en linguistica se llama «gramatica narrativa» o «Story grammar”). Los cuentos se distinguen de otros discursos por el anuncio, que el narrador tiene que pedir, para ocupar la palabra hasta el fin de su cuento (en vez de los turnos regulares de la conversación),.la exposición deI heroe, del lugar y del tiempo de los acontecirnientos (que por definición se desarrollan en un un lugar y un tiempo fuera de la presencia deI narrador y del público), un acontecimiento inesperado, que el héroe tiene que enfrentar o que es la consecuencia inesperada de sus actividades, y que llega a un resultado (positivo o negativo), que tienen los esfuerzos deI heroe, por fin la restitución deI diálogo entre los conversantes (volviendo de esta manera al momento presente de la conversación).
Narrando delante de un público el narrador no debe pedir permiso, porque los papeles ya están claramente repartidos desde el principio. Pero incluso los cuentos tradicionales aún reflejan las convenciones de la narración conversacional con sus fórmulas de entrada y salida corno por ejernplo: «Erase una vez» o «y entonces vivieron contentos y felices toda su vida» etc.
Los puntos básicos deI esquerna representan los componentes mínimos de un cuento constituyendo un episódio. Los cuentos de cada dia se contentan por lo general con un episódio solo. Pero cuentos rnas refinados se cornponen de varios episódios y forman de esta rnanera narraciones rnas cornplicadas y rnas largas. Conocemos por ejemplo estos cuentos tradicionales, en los cuales tres hermanos se enfrentan a la rnisrna tarea, dos fracasan y el tercero la curnple. O un héroe se ve enfrentado con una tarea nueva, despues de haber superado la anteriqr, ganando el prernio solamente después de resolver la tercera. O un episódio se encaja en otro, un método que perfeccionaron los narradores de «Las Mil y una Noches».
EI esquerna ayuda a manejar la narración: prirnero nos perrnite reconocer que se trata de un cuento, despues a aIrnacenar este cuento y a repetirlo según las reglas (y por lo tanto permitiendo al oyente de recordarlo y repetirlo a su vez). Pero no es nada más que una serie de puntos de referencia abstractos, no representa las acciones concretas de nuestra narración. (Por eso es comparable a las reglas que empleamos para forrnar una frase y que nos permiten ernpezar la frase sin saber su estructura cornpleta: En general llegamos, a través de estas reglas, a acabar la frase según las estructuras requeridas por la gramatica.)
Las acciones concretas de la narración las retenemos a través del llamado «cuento cognitivo» (según el concepto de la linguista aIernana Uta Quasthoff). Se puede definir como la forma, en la cual aImacenamos los sucesos deI cuento en nuestra memoria o en un sentido rnas simple se puede representar como apuntes o sumários. Definir los procesamientos psicolingüísticos supone una discusión dificil, porque no está rnuy claro como intervienen conceptos linguísticos e imágenes. Pero si está claro, que cooperan. En un plan práctico se puede constatar, que retenemos las escenas deI cuento a través de conceptos linguísticos (que son aIgo como los títulos de un capítulo) que a su vez nos abren una serie de imágenes representando las actividades de cada escena. De todas rnaneras, para memorizar los sucesos concretos de un cuento, vale más imaginar los sucesos narrados como una serie de imagenes (en forma de una «pelicula interior”) irnprovisando el texto de la narración de imagen en imagen.
Pero rememorizando nuestra narración no estamos obligados a seguir por cornpleto las acciones, que nos presenta el texto usado. Actividades, que nos disgusten o que no nos parezcan lógicas y consecuentes se pueden cambiar «mejorando» de esta rnanera el cuento (adaptandolo más a nuestro gusto, a las circunstancias de la narración y al entendimiento del público ), pero siernpre sin violar las normas del esquerna.
Corno metodo básico para memorizar un cuento se puede retener:
- Leer el texto tres veces en voz alta y con toda atención, despues dejarlo
- Representarse los acontecimientos en forrna de «pelicula interior»
- Cambiar, si se estirna oportuno, elementos del cuento que no coinciden con la interpretación personal del narrador .
3. Paso tercero: Los gestos y la actuación
Toda comunicación interpersonal esta acompan~ada de gestos y de rnovirnientos deI cuerpo (o de cornunicación noverbal). Pero ernpezando a contar crecen sensiblemente aquellos gestos, que describen acciones y objetos (y que D. McNeill llama por eso «gestos icónicos”).
Estos gestos se pueden caracterizar como actuaciones reducidas y sirnbólicas: En vez de llevar a cabo una acción entera ejecutamos solamente una parte o un aspecto de esta acción. Por ejernplo la acción de abrir una puerta pisando contra ella, se puede representar por una patada al vacío o también solamente por el empuje de una rnano, que pisa sirnbólicamente en vez deI pie.
Estos gestos tienen tanta irnportancia para la narración, porque la actividad parcial del gesto está completada en la irnaginación deI oyente (que en realidad es un espectador): Gestos suscitan imagenes (y en este sentido la narración oral constituye un medio de cornunicación audiovisual). Como el narrador nos quiere alejar deI rnornento presente de la narración llevandonos al rnornento lejano de lo narrado, tiene que animar nuestra imaginación, y lo logra rnas facilrnente y mas profundamente por sus gestos y por su actuación que por sus palabras.
Los momentos rnas dramáticos deI cuento requieren la actuación, pero en cornparación a la forrna de actuar en el teatro se trata tambien de una actuación reducida y simbólica: En vez de representar un papel único durante toda una escena, lo que suele hacer el actor de teatro, el narrador actúa durante un rnornento dentro de un papel y luego lo cambia por otro o vuelve a su rol de narrador. Además no actúa en el espacio sirnbólico deI teatro, sino que como una regla (que a veces perrnite excepciones) se mueve desde un punto fijo. Para representar el dialogo de dos personajes se puede por ejernplo dirigir hacia la derecha para hablar a su interlocutor y responderle dirigiendose hacia la izquierda. Volviendo al papel de narrador hablará entonces de nuevo frente al público. Y por supuesto todos los personajes del cuento tienen que caracterizarse por sus voces propias y significativas.
iPero cuidado! No hay que exagerar tampoco la gesticulación y la actuación. Los elementos de ilustración tienen que subrayar y hacer sobresalir las partes rnas irnportantes del cuento. Cuando cualquier frase se acompan~a por gestos, estos pierden peso y valor y conducen a confundir y a desconcertar al público. Esto quiere decir que hay que ernplearlos con rnedida y de rnanera pensada.
Para animar la narración tenemos que ilustrarla por gestos significativos que provocan la irnaginación, representar los personajes centrales en los puntos dramáticos deI cuento, dictar los diálogos decisivos con voces fingidas
4. Paso cuarto: Buscar fórmulas
Leyendo textos nos molestan formulaciones repetidas y ya en la escuela aprendirnos a evitar la repetición. También en este aspecto el cuento oral es diferente: No solamente no rnolestan tal repeticiones, sino que al contrario ayudan a entender y a recordar lo narrado. La razón es, que el oyente tiene que sacar toda la información en el rnornento fugitivo de escuchar y escuchando la rnisrna foumulación varias veces le da un punto de descanso y de reconocirniento. Por eso se encuentran muchas «fórmulas» en textos de cuentos tradicionales. (La princesa por supuesto es hermosa, el héroe fuerte y valiente etc). Al contar una experiencia curiosa varias veces podemos observar algo rnuy parecido: Narrando se crean formulaciones, que mantenemos y repitimos cada vez más, porque nos ayudan a contar y al oyente a captar lo narrado.
A la hora de la preparación del cuento oral (pero verdaderarnente no antes) vale la pena tomar otra vez el texto en la rnano y buscar unas pocas formulaciones fijas, que se pueden diserninar por el texto iinprovisado. Esto es especialmente recomendable para diálogos dramáticos, por ejemplo entre el héroe y su adversario, porque en general nuestra irnprovisación no llega a la perfección, que requieren estos puntos decisivos die cuento.