Un arcón de narraciones

Que tra­tan de las his­to­rias de dife­ren­tes obje­tos, ani­ma­les o personas

Para niños de eda­des diver­sas y adul­tos afi­cio­na­dos al cuen­to oral,

Cuen­tos tra­di­cio­na­les y otros de hoy en día,

Cuen­tos par­ti­ci­pa­ti­vos en los que los oyen­tes pue­den intervenir.

A libre dis­po­si­ción de padres, madres, maestros/as, monitores/as y cuidadores/as de cole­gios y guarderías

Qué significa contar

Quién rela­ta pre­sen­ta más que pala­bras. Ade­más de estas, el cuen­to oral se nutre de ges­tos y expre­sio­nes cor­po­ra­les que pro­vo­can imá­ge­nes en la men­te del públi­co. El que cuen­ta, mira a los oyen­tes y obser­va sus reac­cio­nes, ges­tos, excla­ma­cio­nes. Aun­que hable solo el narra­dor, man­tie­ne un diá­lo­go abier­to con todos ellos. Por eso el tex­to de cada cuen­to se pre­sen­ta de mane­ra algo dife­ren­te según quien lo escu­cha y según la situa­ción en que se cuen­ta. Los cuen­ta­cuen­tos pro­fe­sio­na­les lle­gan a pre­sen­tar­los en for­mas muy sofis­ti­ca­das. En esa crea­ción narra­ti­va teji­da con pala­bras y ges­tos los oyen­tes par­ti­ci­pan acti­va­men­te. En esto radi­ca la dife­ren­cia entre con­tar y leer en voz alta.

Es impres­cin­di­ble entu­sias­mar­se con la his­to­ria que se cuen­ta. El públi­co que escu­cha, y mucho más el infan­til, per­ci­be con niti­dez si el narra­dor vive su rela­to. De no ser así pier­de muy fácil­men­te el inte­rés y la ale­gría de escuchar.

Para mas infor­ma­ción lease:

¿Como encontrar un cuento?

Cli­can­do una de las cate­go­rías en el bor­de dere­cho de esta pági­na se abre una sinop­sis, que defi­ne bre­ve­men­te cada cuen­to. Cuan­do se cli­ca sobre el títu­lo apa­re­ce en la sinop­sis el tex­to completo.

La fuer­za narra­ti­va de estos cuen­tos ya ha sido com­pro­ba­da en muchas oca­sio­nes. No obs­tan­te no se deben repe­tir lite­ral­men­te. Quien los pre­sen­ta debe aco­mo­dar el tex­to a su esti­lo, sus expe­rien­cias y su fan­ta­sía. Se pue­den sus­ti­tuir ele­men­tos que no gus­ten, cam­biar fra­ses e inven­tar­se nue­vas acti­vi­da­des y aven­tu­ras de los héroes. En la narra­ción el narra­dor se con­vier­te en autor.

A modo orien­ta­ti­vo suge­ri­mos unas eda­des para cada cuen­to, cons­cien­tes de que pue­den variar mucho según el niño o gru­pos de niños con los que interactuamos.

Los tex­tos de los cuen­tos se acer­can algo al esti­lo de guio­nes indi­can­do unas suge­ren­cias para los narra­do­res por la tipografia: 
El tex­to narra­ti­vo está pues­to en tipos nor­ma­les. Las letras de fór­mu­las repe­ti­ti­vas, que se pue­den pro­nun­ciar con­jun­ta­men­te, apa­re­cen en negri­llas, alo­cu­cio­nes a los oyen­tes y suge­ren­cias de epi­só­dios a seguir en linea san­gra­da y notas para el modo de con­tar en itá­li­cas y en linea sangrada.